Historia

Los romanos y la Corona de Aragón

En la época de Augusto, se construyó una calzada que se dirigía hacia los ya célebres baños del actual Balneario de Panticosa. Cerca de donde el río Aurín se junta con el Gállego y, a raíz de este vial, se estableció hacia el s. II d.C. una mansión militar encargada de vigilar el paso por la calzada y del mantenimiento de la misma.

Un general romano llamado Calvisio Sabino, responsable de batallas de pacificación del Pirineo, se estableció en este enclave, donando así su nombre. El lugar se denominaría Sabiniano.

A principios del s. XI, y dentro del marco de la Corona de Aragón, se nos muestra con el nombre de Savignaneco.
Hacia el año 1137, en plena época medieval, ya se cita su condición de villa de realengo, categoría que mantendría siglos después. Desde esta época el enclave gozaría de privilegios y no estaría subyugado a ningún señor rural. Sin embargo, ya en la época Moderna, perdió esta condición aventajada y parte de su desarrollo.



El Tren

A mediados del s. XIX Samianigo era un pequeño pueblecito con una veintena de casas que subsistía a base de la ganadería y agricultura. La vida del Pirineo era dura y muchos debían ir a Francia o hacia el valle del Ebro a buscar trabajo para poder sobrevivir. Sin embargo contaba con casa consistorial, cárcel, iglesia e incluso escuela.

A finales del siglo XIX, en el 1882, se comenzó la construcción de la vía Zaragoza-Canfranc-Pau. Con la llegada del ferrocarril se levantó una Estación de tren cerca de Samianigo pueblo. Alrededor de la Estación se empezó a crear un nuevo núcleo de actividad. Se abrieron comercios y hospedajes en torno al camino que pronto se denominaría Paseo de la Estación.

El nuevo Sabiñánigo se convirtió en un lugar de paso obligado hacia el Balneario de Panticosa, donde iba mucha gente alentada por las beneficiosas aguas termales. Tras unas 5 horas de tren Zaragoza-Sabiñánigo, tomaban unos carruajes (a partir de 1909 eran autobuses de La Hispano Tensina) que les conducían al Balneario.

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El Barrio de la Estación poco a poco empezó a tomar protagonismo respecto al antiguo núcleo de Samianigo Pueblo, que se encontraba prácticamente aislado, ya que, para acceder a él había que seguir un camino por encima de Os Capitiellos. El nuevo barrio se consolidaba gracias a los comercios en un principio y por las fábricas más tarde. De hecho, en el 1916 el propio Ayuntamiento se trasladaría al Barrio de la Estación.

La industria como impulso definitivo

Como decíamos, las fábricas fueron las que acabaron de dar el impulso definitivo a la emergente ciudad. En el año 1920 EIASA se instaló en unos terrenos que había adquirido un par de años atrás. Esta sociedad franco-española estableció una moderna fábrica química que gozaba de fácil acceso a la energía hidroeléctrica del Pirineo. EIASA marcaría un hito al conseguir por primera vez a nivel mundial la síntesis de amoníaco a partir de hidrógeno. Pronto se instalaría AESA, encargada de la fabricación de aluminio laminado; de hecho, fue la primera empresa en España en producirlo.

Sabiñánigo Hoy

Hoy, Sabiñánigo es una ciudad joven con una situación estratégica excelente que ha potenciado un sector turístico creciente. El magnífico entorno, el impulso de la hostelería y la restauración, además de la proximidad con Francia, Pamplona y Huesca hacen de Sabiñánigo un centro turístico importante.

La Cultura y el Deporte siguen siendo un pilar clave de nuestra ciudad. Sabiñánigo es lugar de referencia en cuanto al ciclismo con la Marcha Cicloturista Quebrantahuesos o en cuanto a cultura con el Museo Nacional de Dibujo Julio Gavín.

Conclusión

Resulta sin duda curioso ver como un pueblecito perdido en las montañas que contaba con un puñado de casas pasa, en menos de cien años, a ser una ferviente ciudad, con un floreciente turismo y un sector industrial todavía en auge.

Aún se notan las raíces humildes y campesinas, que, sin embargo, han logrado adaptarse e incluso adelantarse a los nuevos tiempos convirtiendo Sabiñánigo en lo que es hoy en día. Lugar de entrada casi obligada hacia los Pirineos Centrales que lucha por continuar ampliando el hueco que se ha hecho a base del esfuerzo y el trabajo de gentes que, a lo largo de estos más de cien años, han logrado que Sabiñánigo sea la verdadera Puerta del Pirineo.

Hoy, todos intentamos que cada día lo sea un poco más.

Bibliografía:

LATAS ALEGRE, Óscar. "Los orígenes de Sabiñanigo (1893-1932)" Instituto de Estudios Altoaragoneses. 1996